Fuerza Externa
Es curioso que cuando nos encontramos sin saber a dónde ir, en cualquier aspecto o camino de la vida, lo primero que hacemos es buscar, en algunas ocasiones tal vez inconsciente e involuntariamente, una especie de ayuda exterior.
Yo te puedo poner mi ejemplo como una persona con un diagnóstico de “depresión leve”, como la calificó mi terapeuta. De pronto, hubo un momento en el que reconocí que la fuerza interior se me agotó y que no la encontraba en ninguna parte. Yo sabía muy en el fondo que quería estar bien, o llegar a algún lugar completamente abstracto en el que estaría mejor que como estaba. Sin embargo, era difícil encontrar razones para hacer las cosas más mínimas. Estaba agotada.
Y aquí es donde apareció la figura o el concepto de una “fuerza externa”. En mi caso no fue la religión ni la fe, ni las creencias en fuerzas superiores, sino que simplemente fue una red de apoyo-afectiva a mi alrededor que inciaba con mi familia y se extendió hacia mis amigos y sí, después con mi terapeuta, un tratamiento, etc. Y de pronto también otras cosas: una canción, una serie animada, una película, etc. Productos culturales que también pueden llegar a levantarnos y ayudarnos, que también se convierten en un apoyo.
Para otras personas, claro que sí, está la fe como esa fuerza mayor, también sus redes de apoyo-afectivas. Incluso hay personas que sí logran encontrar o unir esa fuerza externa con la interior. Creo que a dónde quiero llegar es que a veces, en ocasiones, lo único que necesitamos es un “empujoncito”. Reconocer que lo necesitamos, que es completamente válido necesitarlo. Quitarnos un poquito del orgullo de “yo puedo con todo y con todos”. Eso también es crecer y es parte del autocuidado y del largo recorrido hacia un buen autoestima.
La noción de una “fuerza exterior”, creo que se acentúa mucho más en contextos como el que vivimos actualmente, con una enfermedad que se ha converitdo lentamente en un enemigo silencioso, que nos obliga a mantener distancia física… lo importante es no dejar que esa distancia se convierta en una distancia total, que llegue a abarcar y a eliminar el contacto físico. Se trata de impedirle destruir nuestras redes afectiva, esas redes abstractas, las que no podemos ver pero sí sentir.
Esa fuerza exterior, ese empujoncito, debe seguir ahí. Debemos seguir tratando de encontrarlo, o al menos, tener toda la intención de buscarlo. En lo que sea. ¿Y cómo lo hacemos?, yo pienso que estando ahí, nutrirlo poco a poco, convertirnos en redes de apoyo nosotros mismos. Asegurarnos que esta situación, también más grande que nosotros, es algo que podemos atravesar juntos y en colectivo.
Escritora Isabel Jiménez Miramontes isabugui.jim@gmail.com TW: @IsaJiMir
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