SIN MIEDO HICIMOS UN MINUCIOSO INVENTARIO MORAL DE NOSOTROS MISMOS.
Esta es la frase del cuarto paso de AA; es una frase sencilla pero encierra una profundidad en sí misma. La palabra “sin miedo” es una de las más importantes de esta frase y nos invita a conocernos, a ir a la profundidad de nuestro ser para hacer un análisis de quienes somos, lo que hacemos, pensamos y sentimos.
A simple vista puede parecer algo sencillo, sin embargo es algo complicado; la primera vez que lo ví, me quede pasmado, mi primera pregunta fue ¿cómo pueden tener el valor de pararse frente a un grupo de personas y hablar de sus cosas más íntimas? ¿Qué hace que una persona pueda llegar a hacer eso? La respuesta la encontré en unos párrafos de la reflexión llamada Filosofía de las Comunidades Terapéuticas que dice lo siguiente:
Estamos aquí porque no existe refugio alguno donde escondernos de nosotros mismos ni de los demás.
Mientras la persona no se confronte en los ojos y en el corazón de los demás, está escapando, mientras no comunique sus secretos no hallara reposo.
El hombre que teme ser conocido, no podrá conocerse a sí mismo ni conocer a los demás; está solo.
Llega un momento en el que las personas que empiezan un proceso de tratamiento logran comprender lo importante que es mostrarse a los demás, logran sentir la tranquilidad y el crecimiento que implica dejar de esconderse de uno mismo, logran enfrentar el miedo a ser conocido.
El miedo a que nos conozcan nos lleva a usar máscaras, nos lleva a mostrar lo que los demás quieren por temor a que nos juzguen; lo más triste de todo esto es que cuando tenemos miedo a que nos juzguen, muy en el fondo nosotros ya nos juzgamos, ya nos pusimos calificativos que solo nos dañan y nos generan sufrimiento.
Tales calificativos los aprendimos de nuestros padres, la escuela, la iglesia y todos aquellos de los que nos rodeamos; en algún momento de nuestras vidas aprendimos que hay cosas que no se deben hacer. Muchos de esos aprendizajes nos han permitido estar donde estamos y ser lo que somos. Sin embargo muchos de ellos ya han caducado y son obsoletos, no podemos seguirlos aplicando a nuestras vidas porque nos limitan y nos generan problemas con los demás.
El ejercicio de hacer un inventario nos invita a detenernos un poco y reflexionar las cosas que pensamos o hacemos en nuestra vida y que nos generan sentimientos placenteros o displacenteros y tratar de entender porque me genero tal o cual cosa. Los asistentes a AA regularmente lo hacen con sus padrinos, algunos se suben a tribuna y ahí mencionan todas las cosas que han hecho. Las personas que no tenemos acceso a un padrino o a un grupo de AA lo podemos hacer con un psicólogo, es ahí donde podemos mostrarnos tal cual somos, sin miedo a ser juzgados, donde podemos hallarle un sentido a lo que pensamos y hacemos, donde podemos entender que pasa con nuestros instintos y verlos como parte de nuestra condición humana.
Todos tenemos instintos, tal vez ponemos cara de asustados cuando vemos o escuchamos lo que hace una persona consumidora de sustancias, sin embargo los que no consumimos a veces también tenemos conductas adictivas; conductas que incluso pueden ser aceptadas y aplaudidas como trabajar sin descanso, acumular bienes, pasar mucho tiempo en redes sociales, hacer ejercicio excesivo etc.
Para empezar con el inventario moral puedes pensar en los 7 pecados capitales mencionados en la biblia que son: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, estos pueden ser un buen punto de inicio para este ejercicio de autoconocimiento, tal vez la primera pregunta que debemos hacernos es ¿Cuál de estos predomina más en mi vida? ¿Cuál de estos se encuentra en las cosas que hago?, si necesitamos más ayuda podemos preguntarnos: ¿me he sentido más que los demás, me siento mejor que los demás? ¿Lastime a alguien con mi forma de ser? ¿Tiendo a acumular cosas? ¿Cómo está mi vida sexual? ¿Cuándo mi pareja me dice que no quiere tener relaciones sexuales, respeto su decisión sin enojarme? ¿Qué tal esta mi alimentación? ¿He procrastinado? ¿Tengo amigos? ¿Cómo me llevo con ellos? ¿He envidiado o deseado lo que alguien tiene o he hecho algo para que si yo no lo tengo el otro tampoco lo tenga? si encuentro algún instinto en estas preguntas está bien, somos humanos y el primer paso para crecer es conocernos y empezar a hacer actividades que nos ayuden a regularlos, no se trata de ser perfectos solo de día con día hacer una análisis de lo que hicimos, pensamos y sentimos y si nos encontramos con algo que no nos agrade siempre existe la comunicación con Dios para verbalizar lo que consideramos como un instinto desviado y pedir perdón con el compromiso de mejorar.
La clave de todo es el arrepentimiento genuino, no basta con saber que soy soberbio, envidioso y avaro y gritarlo a los cuatro vientos, lo importante es sentir eso que soy, sentirlo sin justificaciones, sentirlo en lo más profundo de nuestro ser para que cada que aparezca podamos reconocerlo y no dejarnos llevar por él. Recordar que los instintos como las emociones primero los sentimos, luego los nombramos y al final los expresamos. La forma en como lo expresamos es donde radica nuestra madurez.
GEREMÍAS ARENAS GONZÁLEZ
Psicólogo especialista en adiciones
Cel. 4444814938
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